Como en la castidad uno descubre el deseo,
en la tiniebla te veo mejor.
Sin ojos festejo el mudo tintineo
del ruido y tu resplandor.
Lágrimas ruborizadas y el frío de la noche
llueven desnudas sobre el salón.
El romántico bebe hasta el derroche
de tus verdades tras el telón.
El terciopelo besa sus mejillas,
la vergüenza se retuerce en su voz;
las llamas azules hacen cosquillas
al poeta de la nueva atroz.
Musa escarlata,
como corre mi sangre por tus labios.
Aquello que en mi sueño se desata
encuentro en el vaivén de tus letargos.
Despídete en el rumor del viento
sólo para en mil sombras reaparecer,
conjugada en lo que siento
al mi cuerpo estremecer.
Se fugan los secretos de la abadía.
todo es silencio después del temblor.
El pueblo no quiere empatía.
Pide a gritos rock and roll.