Y que recostados me miran comprar páginas
y pagar amores…
Que esperan en su silencio reventado de palabras
a que mis manos rompan abiertos sus dolores
Que ruegan que mis ojos bailen sus historias
y que me amarre a la promesa de quererlos
Esos con los que he comprado el tiempo que no tuve
comprado el tiempo que no tengo
Oda a su sagrada presencia que rezo: mañana…
mañana empezar a leerlos.